Pergamino
Policiales

El ladrón arrepentido: participó del robo a una mujer en su casa y terminó confesando el delito

El jueves 11 de enero a las 8 horas en Sarmiento entre San Lorenzo y Guido, en la vecina ciudad de Pergamino, el sujeto participó del robo de la vivienda donde su cuñada era empleada doméstica.

Sergio Oscar Amarillo es el ladrón arrepentido que pidió declarar para confesar su participación en el asalto a una mujer y su beba en la casa de Sarmiento entre Guido y San Lorenzo, en la vecina ciudad de Pergamino, el jueves 11 de enero a las 8:00 horas.

El convicto involucró a su cuñada, la empleada doméstica de la vivienda familiar asaltada, y a su suegra como las organizadoras del atraco.

En sus primeras palabras del relato al fiscal Pablo Santamarina, le pidió disculpas a la mujer asaltada, según relata La Opinión de Pergamino.

Amarillo se encuentra detenido en la unidad penal 13 de Junín y a través de su abogado de la Defensoría Penal Oficial, Estanislao Carricart, pidió declarar y someterse a la indagatoria.

Este martes a las 13:00 horas en el sexto piso del edificio judicial de Merced entre Dorrego y Florida, el fiscal Santamarina y la secretaria de la Fiscalía 8, Geraldine Casco, indagaron al imputado.

Arrepentimiento y pedido de perdón

El acusado expresó el estado de ánimo que lo llevó a pedir participar de la indagatoria para declarar. "Quiero decir que estoy arrepentido de todo lo que pasó, le pido perdón a la víctima por la situación que le he hecho pasar", comenzó su relato.

En la declaración responsabilizó a la cuñada como quien organizó el robo en la morada y lo incentivó a participar del crimen para apoderarse de una importante cantidad de dinero, en dólares, que vio en la casa de su empleadora.

Al fiscal y la secretaria de la UFI 8 les contó que mientras realizaba la limpieza de una de las habitaciones vio unos fajos de dólares apilados.

La propuesta se la hicieron la hermanastra de la pareja y la suegra; quienes planificaron el asalto y le ofrecieron dinero para que sea su cómplice.

El confeso asaltante justificó su participación en un estado de vulnerabilidad económica en el que se encontraba por estar atravesando un tratamiento oncológico.

"Por la situación de desesperación en la que me encontraba debido a mi enfermedad. A mí me habían operado de unos tumores en los testículos y el otro tumor me lo sacaron de los intestinos. En esa ocasión que me sentí desesperado opté por el camino más fácil, que uno no debe de hacerlo", se autocriticó.

El relato coincide con las actuaciones fiscales sobre el ingreso de la empleada doméstica a la morada y detrás suyo los asaltantes. La mujer que trabajaba en los quehaceres domésticos dejó cerrada, sin llaves, un portón de rejas del frente. Eso estaba planificado; de acuerdo a lo que reconoció el acusado en su declaración.

Al momento de irrumpir a robar el individuo se encontraba con su rostro semi cubierto y se dirigió a reducir a la moradora. En la indagatoria reconstruyó su encuentro con la dueña de casa: "Yo hago cinco metros, la chica estaba parada en un rincón. Pega un grito. Se asustó, yo me arrimo a ella y le pido que se quede tranquila, que no le iba hacer daño, yo tenía el rostro semicubierto con un pañuelo algo así, yo no tenía gorro, yo le cruzo las manos por delante, aclaro yo no la até las manos como se dice, yo hablé poco con ella", describió el trato que tuvo con la víctima.

Admitió que la organización criminal del robo tenía establecido el rol de cada uno y que hacer en cada momento. "Porque ya sabíamos dónde estaba el dinero, la chica no se resistió, no necesitamos hacer nada malo. Yo la vi a ella sola, y después cuando nos íbamos me dijo que estaba con su bebé y la dejé al lado de su criatura".

La hipótesis de la Fiscalía sobre la simulación de "reducir" y "maniatar" a la empleada doméstica quedó confirmada. En este sentido dijo que la cuñada "estaba abajo como atada en el baño". La suegra "fue la que tomó el dinero".

Aparentemente, las mujeres de la familia de su pareja le mintieron sobre el monto de dinero sustraído porque la víctima denunció la sustracción de 25 mil dólares. En relación a esta cuestión estimó que los fajos de billetes "eran tres pilones de cinco mil dólares cada uno, serían quince mil dólares en total. Estaban en una carterita negra", reconstruyó sobre el lugar donde estaban atesorados los ahorros de los dueños de casa.

El ladrón dejó a la moradora en la habitación donde dormía la bebé y con la suegra escaparon y quedando "maniatada" dentro del baño la empleada doméstica infiel.

La madre de su pareja fue la encargada de llevarse los fajos de dólares sustraídos y cada uno se fue por su lado.

Amarillo escapó montado a la bicicleta de la cuñada y la suegra se retiró a la residencia de ella.

Luego de varios días le dieron su parte del botín; donde no fueron equitativas en la distribución. Le dieron cinco mil dólares porque le aseguraron que de la vivienda sustrajeron 15 mil.

"Lo planearon ellas al robo", aseguró el imputado para responsabilizar a las familiares de su pareja como las autoras intelectuales y materiales del asalto.

De su declaración surge que lo involucraron en el atraco "por si estaba el marido de la chica, porque sino lo hubiesen hecho ellas".

Por consejo del abogado de la Defensoría Oficial, el convicto no declaró que hizo él con el dinero obtenido en el robo ni que destino le dieron las familiares de su mujer.

"Yo no maltraté a nadie, yo hasta le pedí perdón a la señora por lo que estaba haciendo. Si yo la tuviera en frente a la víctima le pediría perdón. De hecho, se lo dije cuando la dejé al lado de la hija", reflexionó en su arrepentimiento ante los encargados de la instrucción judicial que lo indagaron.

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