A poco más de una semana de la “Fiesta de la Democracia”, con la celebración de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, las distintas fuerzas partidarias se encuentran repartiendo las papeletas para la votación. Casa por casa van candidatos, candidatas y militantes en busca del voto de confianza en una batalla crucial para poder estar en los comicios generales del mes de octubre.
A medida que la fecha se acerca, crece la preocupación por la falta de fiscales, esas personas que son la garantía de control en el acto eleccionario y que monitorean que todo se lleve de la mejor manera posible, en calma y con transparencia.
Este es un problema sensible del que adolecen todas las fuerzas y alianzas nuevas y menores, ya que los partidos con larga tradición suelen completar la plantilla de fiscales en todas las mesas y centros de votación para acompañar la labor de las autoridades comiciales designadas por el Juzgado Electoral.
Tan así es la situación que quienes integran las listas suelen pedir la colaboración de familiares y amistades aun cuando no sean militantes de la causa. Es que se juega algo importante: el pase a la contienda del 29 de octubre, cuando se definan finalmente quiénes gobernarán en distrito.
Suele suceder que algunos espacios políticos “salen a contratar” fiscales ofreciendo un pago por el servicio a tiempo completo más la vianda del mediodía con tal de tener esa fuerza ojos y oídos en cada urna habilitada. No solo hay que contar fiscales sentados en casa una de las mesas, sino que también la figura del fiscal general es de suma importancia, dado que son quienes 'pelean' realmente cualquier situación que no les es favorable.
Así, conforme pasan las horas más agudas e intensas se realizan las búsquedas para poder contar con un plantel de al menos setenta personas que cumplan el rol descripto más arriba.
Pero (siempre hay un pero) a medida que crece el descontento de parte del electorado con la clase dirigencial y política, traducida en votos en blanco o inasistencia el día de la elección, también se reduce el número de gente voluntaria para fiscalizar todo un domingo la elección. Generalmente, los partidos y frentes menores se las arreglan solamente con uno o dos fiscales por escuela con tal de estar en el lugar para reponer las boletas que faltan.
En estas elecciones, como muy pocas veces ocurre, hay un desánimo frente a una jornada y un gran desconcierto sobre qué votar, a quién votar y cuánto puede cambiar el panorama hacia fin de año. También es cierto que hay muchas caras nuevas y pocas personas a la reelección de los cargos, con lo cual se podrá tener un Concejo Deliberante renovado y un Consejo Escolar distinto luego del 10 de diciembre, cuando se efectúe el recambio.
Mientras tanto, fiscales se buscan para cuidar la democracia, esa que tanto nos costó recuperar, esa que su vuelta se dio hace apenas cuatro décadas atrás.
